Había que ganar. También mejorar, pero sobre todo ganar. Y el equipo lo hizo. Se sacó la mufa tras las dos duras derrotas del comienzo y logró el ansiado pasaje a los cuartos de final. Lo hizo sin sufrir tanto, de principio a fin, como para meterse en la próxima ronda en la que enfrentará a Australia, con algunas valiosas mejoras en su juego –en especial en ataque, donde se anotó 97 puntos, con 39% en triples, luego del 16% en los dos primeros juegos- y varios rendimientos muy interesantes. Facu Campazzo fue el mejor, el que marcó el camino, haciendo de todo hasta quedar a tres rebotes del tercer triple doble en la historia olímpica (sumó 17 puntos, 11 asistencias –empató la mejor marca olímpica argentina- y siete recobres), Luis Scola aprovechó cada cosa que le dio la defensa nipona hasta aportar 23 puntos y 10 rebotes, Marcos Delía tuvo momentos de un rol protagónico (14 puntos y siete rebotes) y otros, como Brussino (8 puntos) y Deck (16), gozaron de sus ratos interesantes. Fue triunfo 97-77 para estar entre los ocho y mirar el cruce con otro optimismo, aunque todos tienen claro que la mejora deberá continuar como para soñar con más.
Argentina arrancó estando a la altura de lo que pedía el juego, jugando con carácter, mentalidad y sin ataduras. El camino lo marcó Campazzo, desatado, con fe y soltura. Metió dos bombas desde la esquina y luego atacó una defensa que daba espacios. Puso a jugar a Delía, quien aprovechó las licencias locales y anotó 10 puntos en el primer cuarto. Scola se sumó al buen arranque, con dos bombas, y la Selección, cómoda, no tuvo dramas cuando Japón alternó individual con zona para ganar el parcial por 26-16. El rival sufrió un arranque con dudas y la nula eficacia de sus figuras: Hachimura tuvo 0-4 de campo y Watanabe, 0-2, ambos muy bien defendidos por el equipo nacional.
Hachimura acumuló un 0-6 de campo y salió a descansar. Los japoneses, sin tanto orden ni peso físico, siguieron dejando opciones de anotación a los nuestros, que sumaron confianza y mantuvieron una interesante eficacia. Scola, por caso, metió su tercera bomba sin fallos y el equipo sacó 13 (40-27), aunque no pudo escaparse porque sumó algunas pérdidas y permitió varios contrataques nipones. Lo bueno que hizo en los primeros 10 minutos se desdibujó en la última parte de la mitad, porque tuvo algunos apuros y desconcentraciones defensiva, lo que hizo que Japón se fue abajo sólo por 8 (46-38), aunque siempre pareció que el equipo podía tener el control a partir del talento individual, la experiencia y roce de sus jugadores.
La defensa zonal del local y la baja eficacia argentina hicieron que Japón ahicara peligrosamente pero Marcos Delía, habitualmente un obrero silencioso, tomó un rol protagónico, como en el primer cuarto, hasta llegar a los 14 puntos y seis rebotes. Una bomba de Campazzo y una asistencia para una llegada profunda de Deck le dieron ventaja de 13 (57-44). Aun en un juego irregular, Argentina volvió a estirar la diferencia cuando Brussino, hoy con más confianza, clavó dos bombas para estirar la ventaja a 12.
Campazzo y Scola, los líderes del equipo, aparecieron en el último para definir el duelo y asegurar el pasaje. Facu, volviendo a ser el diferente, hizo de todo y se quedó ahí nomás del triple doble mientras que Luifa, el capitán, aprovechó cada cosita que le dio la defensa para que Argentina sacara 18 puntos. Los minutos del final sirvieron para terminar de disfrutar el triunfo, sin sufrir, y el hurra del cierre demostró que el equipo necesitaba esta victoria para sacarse la mufa y sumar confianza para el cruce, donde cualquier cosa puede pasar.
*Prensa CAB