La presentación de la Selección en la gira por Las Vegas atiza una sensación que Sergio Hernández repitió durante las últimas semanas: que Argentina llegará a los Juegos Olímpicos en una versión superior a la que alcanzó rumbo al Mundial de China 2019 en el que consiguió el subcampeonato tras una maravillosa campaña en la que eliminó a potencias como Serbia y Francia.

La derrota por un ajustado 87-84 frente a Australia, que en China estuvo a un libre de clasificar a la final del torneo en lugar de España, entregó argumentos para ser optimistas de cara al debut olímpico frente a Eslovenia. Porque aunque fueron los primeros minutos de un grupo que hace dos años no compartía una misma cancha, El Alma evidenció los lineamientos y mandamientos de la identidad afianzada por Oveja Hernández apuntalada por una rotación profunda que ofrece numerosas variantes, alternativas y respuestas. «Lo hicimos bastante bien para ser un primer amistoso. Lo importante era jugar y seguir buscando la identidad, el ritmo de juego. Estamos al 50%, tuvimos buen ritmo, una defensa decente ante uno de los mejores del mundo. Fue un partido 6 puntos», analizó Oveja post partido.

Porque más allá de la caída en el amistoso, que al fin y al cabo es un amistoso para sumar minutos y sacar el óxido, las conclusiones son positivas. Desde la plenitud de un Luis Scola que cada día juega mejor, pasando por el liderazgo de Facundo Campazzo y el impacto de Leandro Bolmaro desde el banco hasta las variantes que tiene Hernández a disposición en ambos costados de la cancha. Pese a la daga del final que Patty Mills clavó para sentenciar el partido y esquivar el tiempo suplementario, Argentina demostró que va por el buen camino y que hay argumentos para cimentar la ilusión que construyó en China.

Facundo Campazzo, Luca Vildoza, Gabriel Deck, Luis Scola y Francisco Cáffaro fueron el primer quinteto que Oveja alineó en la travesía norteamericana. Y Argentina fue fiel a la propuesta del entrenador durante los primeros minutos, con un bloque alto defensivo y ofensivas centellantes, corriendo la cancha para definir en pocos segundos. Australia se vio sorprendida durante los primeros instantes pero algunos errores en ataque no permitieron sacar una ventaja de acuerdo al trámite.

Pero los Boomers se contagiaron a partir del ingreso de Matisse Thybulle, uno de los mejores defensores de la NBA. El joven escolta de Philadelphia 76ers causó un impactó inmediato en una Australia que colapsó su defensa, forzó acciones y desafío cada uno de los tiros argentinos. Fue el mejor momento del elenco australiano, que llegó a conseguir una diferencia de seis puntos en su favor (15-9).

Pero Argentina empezó a exponer una de sus mayores certezas: que los jugadores que saldrán desde el banco de suplentes pueden rendir tanto como los que iniciarán en el cinco titular. Porque la Argentina de Oveja Hernández dispone de una cantidad considerable de variantes que pueden aparecer en diferentes situaciones para ofrecerle soluciones al entrenador.

Justo cuando Australia parecía escaparse, el ingreso de Leandro Bolmaro revolucionó el partido gracias a su agresividad, su intensidad, su velocidad y su talento para anotar. Bolmaro, quien no estuvo en China 2019, es uno de los nombres propios que más se destacan en esa comparación con el plantel mundialista: su inclusión le ofrece alternativas físicas y atléticas después de un año a puro crecimiento en Barcelona mientras lo observan atentamente desde Minnesota Timberwolves tras haberlo elegido en el Draft.

Argentina se quedó aquel primer parcial por 21-20 con dos bombazos desde el perímetro y un doble largo. Nico Laprovittola, Nicolás Brussino y Marcos Delía anotaron desde el banco para cerrar un cuarto inicial en ventaja. En los segundos diez minutos apareció Luis Scola en todo su esplendor para demostrar su vigencia. El Gran Capitán montó un monólogo indefendible con 12 puntos y dos triples, una faceta en la que aún hoy sigue mejorando. Argentina ajustó en defensa para incomodar a los australianos y comenzó a ejecutar mejor su sistema para encontrar y aprovechar a sus tiradores. Un bombazo de Luca Vildoza sobre la chicharra sentenció la primera mitad para una Argentina que se fue con una diferencia de cinco unidades al vestuario (47-42).

La precisión argentina desde el perímetro, con 8 triples en 21 intentos, le permitió obtener una ventaja máxima de 11 puntos. Pero cuando la balanza parecía inclinarse en favor del combinado de Hernández, Australia reaccionó a partir de la capacidad atlética de Thybulle y Dante Exum. Los Boomers cuentan con un gran plantel con varios puntos altos de nivel NBA como Joe Ingles, quien fue de menor a mayor e impulsó la remontada oceánica. Argentina pareció desconectarse en ataque y perdió solidez en defensa, especialmente a partir de la salida de Patricio Garino, para caer parcialmente por una diferencia que llegó a ser de 10 puntos.

En el último cuarto, Campazzo frotó la lámpara y asumió el protagonismo con un pase mágico y un triple que le permitió igualar en 76 el marcador a falta de tres minutos para el final. Facu fue decisivo en el cierre, con personalidad y talento para tomar siempre la decisión correcta y haciéndose cargo de la ofensiva nacional.

Scola también hizo su aporte con ocho unidades -triple incluido- en un cierre agónico entre dos grandes selecciones que prometen volver a ser protagonistas en Tokio. Luifa demostró su vigencia a sus 41 años y cerró su noche como el máximo anotador del juego con 25 puntos en 9-18 de cancha y 4-9 de tres además de 8 rebotes. Dentro de la planilla fue destacable el impacto de Garino, quien finalizó el encuentro con +21 en 20 minutos, un dato que desnuda su determinante impacto defensivo.

Con el juego igualado en 84, en un cierre que podría haber sido para cualquiera, Patty Mills, el abanderado de su país, asestó un triple fantástico para sentenciar el partido en favor de Australia y volvió a demostrar que es un jugador clutch a nivel FIBA.

Aún pese a la derrota, la Argentina de Hernández se llevará conclusiones positivas sobre las que seguir construyendo para llegar en plenitud al debut olímpico. Los próximos amistosos servirán para afianzar conceptos, pulir detalles y seguir sumando millas de cara al destino final. Tokio es el objetivo y la actuación frente a Australia no hizo más que demostrar que hay material para creer.

 

*Prensa CAB