Hablar de Ramiro es hablar de una institución viviente dentro del básquet. A sus 44 años volvió del -breve- retiro para «dar una mano» en Estudiantes a falta de jugadores experimentados. Lamentablemente este 2020 atrasó muchos planes incluidos los del ‘Melli’ que se maneja en un limbo constante culpa de la pandemia.
“Estoy cansado, con ganas de poder disputar un partido, de poder practicar libremente sin tener que andar con tantos protocolos. Esto le pasa a todo el mundo. Tenemos que tener paciencia y seguir cuidándonos para estar saludables” expresó el jugador del ‘Celeste’.
Jugar a los 44 años no es sencillo pero una vez que entras en calor se disfruta todo
«El hecho de estar con tus compañeros en estos primeros días en el club y poder disfrutar un rato nos permite salir un poco del encierro, más que nada para los chicos que no pueden ir al colegio, al club o que no se pueden juntar con amigos». Destacó Ramiro pero advirtió que «hay que ser muy cuidadosos con las juntadas porque hay abuelos o padres que terminan pagando las consecuencias”.
El oriundo de Pergamino que llegó a la ciudad junto a su hermano y de la cual nunca se fue, comparte plantel con su hijo Francisco y tiene a Joaquín en las categorías juveniles. Justamente habla de ellos y de Lola, su hija más pequeña, y cómo viven el día a día. “Francisco está en el último año del secundario, Joaquín está en tercero y Lola fue solo una semana al jardín. El que peor la lleva es Fran por estar justo en el año más lindo, pero la estamos pasando. Tratamos que estudien y que no pierdan el tiempo”.
Si el año que viene sigo en condiciones voy a ver cómo va pintando la situación
“Reniego porque necesito jugar, el cuerpo me lo pide. Esto es un retraso para todos, pero más para los más jóvenes que por ahí no pueden disfrutar su último año de básquet porque se van a la universidad, por ejemplo». Reflexionó el trotamundos que pasó por muchos equipos de la Argentina.
El 26 de octubre pasado Estudiantes caía ante Sarmiento de Leones por la Liga Provincial marcando el fin de la carrera de Imaz pero fue el mismo quien decidió volver para reforzar a un equipo plagado de jóvenes jugadores. “Solo quedaban cuatro jugadores mayores a principio de año y decidí seguir ayudando a los más chicos. Quería llegarles a ellos desde donde me tocara y sin duda que esto del covid retrasó todo».
Agustin Pressacco